-Mamá, ya es hora
de comer, Alex y yo tenemos hambre.- dije intentando poner cara de pena.
-Esta bien hija,
volvamos un poco para atrás al bar que hemos visto. –recogimos todo del césped
donde nos habíamos sentado y nos fuimos.
Comimos entre risas y bromas, y además la comida estaba
riquísima. Mi hermano y yo no solemos discutir como muchas amigas mías con sus
hermanos pequeños, y eso era lo que mas me gustaba de nosotros dos, y espero que
siga así aunque se haga más mayor. Pero reconozco que tenemos nuestras rabietas,
pero no nos duran ni 5 minutos.
-Lucia cariño,
déjalos que se pidan el helado que quieren. –Mi padre siempre ha sido así, lo
que quieran sus hijos si puede nos lo da-. Hoy es un día especial.
-Pues por eso que es
especial, deberías coger algo que no fuera helado, como una tarta.
Después de estar un rato así y aguantando las miradas
asesinas de mi madre, nos decantamos por una tarta de limón. Antes de que
viniera el camarero nuestra madre se fue al baño, pero luego me di cuenta que
en realidad se giraba para la cocina del
bar. A los pocos minutos la luz del bar se fue apagando y una canción, que
escuchamos mucho en casa, suena de fondo. Nos giramos y vimos a mi madre
caminar con un camarero que llevaba una tarta y ella una cajita. Se montó un escándalo
en el bar mientras todos cantábamos el cumpleaños feliz, cada uno a su forma.
-Feliz aniversario
y feliz cumpleaños mi amor. Hoy aparte de tu cumpleaños, hacemos 25 años de
casados y no podía dejarlo pasar. Te mereces lo mejor, y nunca me cansare de
darte las gracias por pasar cada año del resto de nuestra vida juntos.
Nuestros padres siempre se habían querido mucho y no se cortaban en demostrar su amor. Mi
hermano y yo no les quitamos la vista de encima mientras oímos la dulce voz de
nuestra madre.
Cuando acaban de decirse todo lo que se quieren y se besan, el camarero
deja en la mesa la tarta. Después de varias fotos y soplar las velas el
camarero se lleva la tarta para cortarla mientras mi madre le entrega la caja misteriosa.
Una vez la abierta, la deja en la mesa y empieza a mirar a mi madre y a reírse, y como soy tan cotilla, le pego un vistazo.
-Mira Alex,
nuestros padres se van de concierto -dije riéndome- así que ¡esa noche toca pedirnos
pizza!
En la caja también
había una pulsera, una nota y una foto de ellos, pero no me dio
tiempo a leer la nota. Aunque solo me faltó echarle un vistazo a las miraditas de mis padres mientras la leen.
muy bonito.
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarSoy de la Iniciativa Seamos Seguidores y me quedo por tu blog. ¡Espero también verte en el mío!
Un beso. <3
http://dreamingbooksinrainydays.blogspot.com.es/
¡Estoy harta de este pc! Juraría que te comenté esta entrada. Decirte que me encanta mucho mucho este relato, te ha quedado geniaaaaal! Y aaaaay, la foto :3 Espero que continúe! Besotes!
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